Cristian Fiebre - Vivalavirxen (1996)

Cristian Fiebre, músico chileno de los noventa. Sacó dos discos (más abajo, en este mismo blog, está el otro), se fue a Méjico, al parecer no le fue muy bien y se dice que actualmente está retirado de la música viviendo con su familia en otro país, trabajando en quién sabe qué. Con estas simples oraciónes resumimos la trayectoria musical -hasta el momento- de uno que marcó un hito de la música nacional, de un músico que se diferenció de todo su entorno, de la escena chilena del momento y que, a la vez, escribió con sus gestión otra historia de arte v/s indiferencia de un medio específico, nuestro pobre medio musical.

No sé qué será. No tengo idea que hizo o qué no hizo Cristian Fiebre para no ser tomado en cuenta en nuestro medio. Es cierto que su música no es lo más comercial, pero tampoco es de una experimentación no audible. De hecho, su segundo disco, tiene canciones que pueden ser perfectamente escuchables en esas radios mediocres que a veces salvan con algún tema arriesgado. ¿O será la indiferencia un producto de las letras? ¿será porque no se le perdonó que dijera en sus canciones cosas como:

"verguenza de ser feliz/ de estar aquí,/de ser chileno./ de ser feliz"

"ahora quiero ser más peligroso que los demás, y sentir la felicidad de romperle los vidrios al café naturista del barrio"

"Con tal vocación de delito, con refinada maldad, con la misma boquita que come, usted quizo morder a la niña y la mordió"

"Vamos a soltar las sobras, vamos a vivir la droga, vamos a vivir la droga del amor en carne propia,

vamos a criar palomas, vamos a gritar la historia, vamos a jugar a solas, vamos a jugar el juego de la vida y lo mejor es que no hay que soñar para tener la misma libertad de corazón que tuvo el general cuando mandó callar a los demás y se hizo un gran silencio...

"Lo peor es que la nueva libertad no significa libertad sino hay un peso que cazar, en invitar a las que quiero enamorar, que sólo piensan en tomar, o ir a bailar, o estar la noche entre las gradas de algún bar, y ver quién les da más y coquetear y coquetear y coquetear...."

¿Será que los críticos de música no le perdonaron a Fiebre que rompiera imaginativamente los vidrios de cafés naturistas que ellos frecuentaban? ¿No le perdonaron que no hablara en el lenguaje abstracto y contemplativo (pero inofensivo) de Lucybell? ¿o en la poesía introvertida, pero distante, de Alvaro Henriquez? ¿no se le perdonó la violencia elegante de sus letras?¿que fuera moreno, pelado y gordo?¿o el asunto de las vaginas rojas en las carátulas de este primer cd?

¿O será tal vez que Fiebre no fue lo suficientemente práctico e inteligente para engrupirse a los tiburones y serpientes del medio nacional con los que los grupos se deben codear para obtener mejor apoyo, así como lo hacen bandas tan originales como Canal Magdalena? (puaj, qué asco)

Seguramente, he formulado mal todas estas preguntas y quizás las respuestas no vienen tanto al caso. El punto es que este primer disco de Fiebre es, de verdad, bueno. Y me sorprende que no he encontrado críticas interesantes del mismo ni en internet ni en otro lugar. Por ahí se dijo que Mujer Elefante es un disco más maduro que éste. Puede ser. Pero este disco me parece más atrevido y, por decirlo así, más valiente liricamente que el segundo. Aquí Fiebre plasma una violencia romántica para nada diezmada ni domesticada, aquí se halla un Fiebre de sonido más bruto que en su segundo disco, más arrojado al vacío y sin visiones prácticas.

Es éste un disco mucho más "maldito" que el segundo, aunque también de sonido deficiente y con algunas canciones irregulares. Siendo muy crítico, puedo decir que se hace notorio, para mi gusto, que las canciones van decayendo en calidad compositiva desde el tema seis en adelante. Pero podemos centrarnos en los primeros 6 tracks, y sentir bien un album que, quizás, no va a ninguna parte, salvo a cierta destrucción, a un éxtasis carnal, a delirios sociales, a insultos a nuestra, muchas veces, estúpida condición fingida, controlada, delineada socialmente, y a la desesperación por la violencia misma de nuestra condición, a una violencia que nos deja en la nada. Es ese camino, esa sinceridad, sensualidad y deliro, el principal encanto de este debut.

Así que los dejo con este Juan Emar de la música chilena de los noventa. ¡Y Viva la Virxen, Mierda!

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(LINK ARREGLADO, SIN CONTRASEÑA)